Blog de la asignatura Sistema Económico Mundial 2010/2011

lunes, 22 de noviembre de 2010

Las marcas

Una marca es todo signo distintivo que indica la proporción o producción de cualquier bien o servicio por una empresa o persona concreta, quedando, pues, registrado. Nace con el fin de diferenciar los mismos productos entre sí, otorgándoles el sello de únicos, e incrementar la competitividad entre ellos.
Precisamente, este es un rasgo típico y distintivo del sistema capitalista, que desencadena la necesidad de diferenciación de productos de idéntica cualidad-calidad , y, por consiguiente, pertenecientes a un mismo género, y que entran en una constante competición con aquellos productos que entran en el mercado.

Psicológicamente hablando, la marca es un signo estímulo que lleva al consumidor-receptor hacia una asociación directa con el producto, y la publicidad influye decisivamente tanto en la imagen de la marca como en la capacidad de conquistar al consumidor.
Las marcas proporcionan identidad, distinción y mayor o menor fuerza al producto. Pero en cualquier caso, siempre diferenciando entre aquellos que son sin marcas.

Las marcas blancas, o sin marcas, se han convertido en la alternativa a las marcas “con nombre”. Si bien al principio el consumidor se mostraba un tanto reacio ante marcas que carecían de logos y publicidad, la crisis mundial obligó, en numerosos casos, a que muchas personas optaran por un consumo más económico.

Tal y como describió Wallerstein, el sistema capitalista traza tres puntos básicos que unen a los grandes dueños del capital con las materias primas y los centros de producción. Este esquema de deslocalización permite a todas las marcas importantes disponer de una gran capacidad de producción a costes muy baratos. Tras sus logos, slogans y todo tipo de publicidad, esconden zulos de producción clandestina y de explotación laboral. Mientras algunos se permiten el lujo de consumir productos de este tipo, otros sufren las consecuencias del consumo global, sin ningún beneficio a cambio.

Desde hace muchos años, los movimientos antiglobalización y en defensa de los derechos de los trabajadores y de los derechos de los niños, han descubierto la cara oculta de las grandes multinacionales, a quienes no les conviene que ciertos “secretos” salgan a la luz. Por otro lado, son secretos contados a voces.

A modo de respuesta, las grandes marcas empeñaron un sólido camino hacia una fuerte competencia. Sus logos e imágenes fueron cada vez más fuertes e imperantes, con el fin de hacer llegar de manera directa a la conciencia de los consumidores el terrible error que cometían al olvidar su verdadera identidad como consumidores del mercado. Y a su vez, recrear de alguna manera, un sentimiento de identidad cosmopolita como consumidores de grandes marcas a nivel global. El uso de un marketing terriblemente agresivo de fuertes slogans crea fuerte dependencia entre los consumidores y las marcas.
Los jóvenes son los que se encuentran más envueltos en esta atmósfera de consumismo. Las grandes multinacionales crean fuertes tendencias a ser seguidas, capturando al público más joven, y también a todas aquellas personas con alto nivel económico, creándose un continuo circulo vicioso de consumo y producción.
Se crean tendencias de conducta, de comportamientos, de hábitos, tendencias de vida en general. Las multinacionales reflejan una realidad errónea, pero idílica a ojos de los consumidores. Y en ocasiones, marcan las pautas hacia comportamientos sexistas.

El futuro de las marcas resulta incierto hasta un punto. Las grandes multinacionales no cesarán de producir grandes campañas de marketing y de seguir en la cima del consumo. Sin embargo, en la medida en que la crisis económica continúe afectando la economía de las personas, y en la medida en que encuentren en estas alternativas un foco de ahorro seguro, las marcas blancas seguirán subiendo en la escala jerárquica de consumo, y posicionándose en una fuerte competencia con otras marcas.