Blog de la asignatura Sistema Económico Mundial 2010/2011

martes, 25 de enero de 2011

La Pornografía y el Capitalismo

Casi me animo a decir que a día de hoy las exposiciones que más me gustaron fueron dos: una referida a la industria armamentística, y otra la relacionada con la pornografía y el capitalismo. Ambos temas me resultaron muy interesantes y muy necesarios de conocer.
Hoy mi reflexión será sobre la Pornografía y el Capitalismo. Y siguiendo a los compañeros, expondré un poco la teoría de Beatriz Preciado.

Beatriz Preciado hace una interesante interpretación de la industria farmacopornográfica como parte esencial del capitalismo actual. Principalmente resalta la idea que el capitalismo cognitivo defiende que: el último espacio de colonización del capitalismo es el cuerpo.

El porno es un elemento material de valor de cambio. Pero desde hace tiempo es virtual, se convierte en inmaterial, estando al alcance de todos. Se convierte en un ejemplo importante del capitalismo, ya que tiene un fuerte carácter mercantil, comercializable. El porno tiene elementos de excitación, de atracción. Vende fantasías.
Produce un fuerte sentimiento de subjetivización. Vende figuras y comportamientos de propias a un tipo de vida social exitosa.
Por otro lado, la mujer se convierte en un punto importante en el mercado global. Refiriéndonos al porno, deja el papel de persona de género femenino contenida por las paredes de su casa y esclavizada por la labor del hogar  para adquirir un papel importante en el mercado pornográfico: produce placer, y el placer se consume.

Beatriz Preciado marca la industria del porno como el modelo a seguir que tienen el resto de las industrias. Sin embargo, también subraya el problema de su estigma. Esto es, el porno, y las drogas, tienen una valoración moral negativa. Un dedo continúo señalando desde varios sectores políticos y sociales hoy en día. Sin embargo, al mismo tiempo, es una representación cultural más, que posee un éxito mayor en comparación a muchas otras.

La base de la pornografía y de las drogas ilegales es la capacidad de ofrecer placer en una sociedad tan hedonista como la de hoy. Ambas mercantilizan la juventud. Y es de la producción del placer, en término inmaterial, de la venta de la capacidad de la fuerza de comunicación y excitación que produce un cuerpo vivo de dónde se obtiene la plusvalía. El placer es clave de la acumulación del capital.
Por lo tanto, la industria farmacopornográfica tiene un importante valor de uso y valor de cambio, con respecto al resto de los productos a disposición en el mundo del mercado actual.

Pero creo que es muy importante remarcar la idea que ella plantea sobre los roles de género a la hora de entender las funciones del capitalismo actual. Para esta autora, los géneros, no están determinados por aspectos biológicos, sino por códigos culturales aprendidos y representados en clave de comportamiento. Como bien comenta en una entrevista: “Algunos científicos han aprovechado de alguna manera, ese miedo que hubo en el feminismo de los años ’80 a confrontarse con el cuerpo, con la corporalidad, porque parecía que inmediatamente llevarnos hacia un determinismo naturalista, un determinismo anatómico en el que parecía que ya no podíamos hablar más que de hombres y mujeres, de vaginas y de penes. Yo creo que el reto del feminismo contemporáneo es repensar precisamente la corporalidad, repensar las células. Yo hablaría de una micropolítica de las células si quieres…” Este fue uno de los puntos que más me atrajo de su teoría.

Hoy en día la industria del porno, junto con la industria armamentística e incluso el copyright, se han convertido en grandes acumuladores de capitales.

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